PELEAS DE PERROS
Las peleas de perros son una práctica ilegal
Estos perros se convierten en animales agresivos,
imprevisibles, inestables, desequilibrados, con los nervios a flor de piel. En
ocasiones, incluso, acaban volviéndose contra sus propios dueños.
Las "técnicas" de adiestramiento son de lo más cruel y abusivas:
dejar a los animales horas colgados de una cuerda por sus propios dientes para
fortalecer la mandíbula, hacerles correr en una cinta andadora horas y horas
para desarrollar su musculatura, descargas eléctricas en el ano para desatar su
agresividad antes de los entrenamientos y peleas, etc.
Estan sin alimento, a oscuras, golpeados y drogados, los perros comienzan a ser
entrenados a los tres meses de vida, alcanzando la madurez para la pelea a los
dos años.
El proceso verdaderamente duro. El perro, generalmente de conducta noble, es
maltratado para que odie al mundo. Se les adiestra para matar comenzando a
atacar los puntos débiles del rival: las patas y el hocico. "Es habitual
que para el entrenamiento se les ate a un coche y se les obligue a correr con el
fin de que fortalezcan las piernas; se les hace la noria, consistente en
perseguir un cacho de carne que gira en círculo; o la goma, método con el que
el perro salta y se queda en vilo, mordiendo un objeto y girando sobre sí mismo
en el aire para reforzar la mandíbula".
Para fomentar el instinto asesino, los entrenadores utilizan cachorros, gatos y
otros animales pequeños como carnada. Estos animales pequeños son
inmovilizados, y los perros que, anteriormente fueron castigados y privados de
alimento, los matan.
Los amos del animal suelen rociar con productos tóxicos a su perro para que el
rival merme su potencial al mezclar el compuesto químico con la saliva. Esta
conocida trampa ha hecho que los perros sean lavados antes de las peleas como
medida de precaución. Los más listos embadurnan de vaselina al cánido para que
el agua no haga ningún efecto.
Mientras un perro es preparado para su antinatural pelea, su propietario
explica otra de las torturas que forman parte de la breve vida de su yacimiento
de dinero. "Lo mejor es hacerles pasar mucha sed y no darles agua, así
sangran menos cuando los enganchan". Si su can no es despedazado, sus
heridas, como navajazos humanos, serán cosidas en vivo.
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